En muchas ocasiones nos encontramos muebles con el sobre de mármol roto, y al restaurarlo se suele optar por sustituirlo por uno nuevo. Esto no siempre es necesario ya que, aunque no es del todo fácil, es posible recuperar esa pieza original.
En nuestro caso se trataba de un aparador bastante antiguo, cuya restauración constó básicamente de dos partes: restaurar el mueble y restaurar el mármol, las cuales fuimos haciendo paralelamente.
Estado inicial del aparador
El primer paso es separar la pieza de mármol. Lo normal es que estas piezas estén simplemente superpuestas sobre el mueble, quizá con alguna clase de tope, pero es conveniente hacerlo al menos entre dos personas debido al gran peso de las mismas. Como veis, nuestro mármol estaba roto en múltiples fragmentos, sobre todo en los laterales. Además, en un lado alguien había unido los trozos con una especie de silicona blanca que no resultaba del todo efectiva por su elasticidad.
Estado de la pieza de mármol
Por tanto, el primer paso es retirar bien todo adhesivo que nos encontremos. Esta silicona no estaba muy agarrada y se podía ir tirando de ella para extraerla, mejor o peor según los recovecos. También es efectivo ayudarse de algún tipo de escalpelo, bisturí, o en su defecto un cutter o similar, con cuidado de no erosionar la piedra ya que cuanto más intacta se mantenga la «huella de fractura», más efectiva será después la unión.
Retiramos el adhesivo viejo
A continuación conviene disponer en su posición los fragmentos que vamos a ir pegando, y detenerse un momento a estudiar el orden de unión de los mismos, porque dependiendo de cómo lo vayamos haciendo podremos unirlos todos o no. En este caso optamos por ir por secciones de más pequeña a más grande. También es recomendable no ir dejando picos ni ángulos muy cerrados en los que después no se pueda colocar el siguiente trozo.
Estudiar el orden de adhesión
Una vez que lo tenemos claro, podemos empezar a pegar. A nosotras nos resultó muy efectivo un adhesivo bi-componente apto para piedra, y nos fuimos ayudando con gatos y unos pequeños azulejos, no sólo para sujetar las distintas piezas entre sí, sino también para asegurarnos que no quedasen «cejas» (pequeños escalones).
Adhesión de fragmentos
Poco a poco, se van obteniendo fragmentos más grandes, y finalmente se unen todos. Si la pieza es muy grande, un truco es empalmar varios gatos largos entre sí, como podéis ver en la imagen.
Proceso de adhesión
Una vez que vamos pegando los fragmentos, veremos que en algunos puntos es inevitable que queden lagunas, por las pequeñas lascas que se han ido perdiendo con el tiempo.
Pequeñas lagunas en el mármol
Así que paralelamente, mientras se van secando las distintas uniones, podemos ir reintegrando estas pequeñas faltas. Lo primero es rellenar todos los huecos con masilla. Nosotras empleamos una masilla blanca modelable tipo Fimo, pero el mercado ofrece múltiples opciones, así que lo mejor es que os asesoréis cuando vayáis a comprarla.
Rellenamos los huecos con masilla modelable
Rellenamos las grietas por completo
Aquí vemos la fase final del proceso de unión de los fragmentos, que fuimos haciendo mientras se iba secando la masilla.
Unión final de fragmentos
A continuación le llega el turno a la reintegración cromática, para integrar visualmente esas grietas y lagunas que rellenamos con la masilla. Las pinturas acrílicas funcionan muy bien porque secan rápido y son muy cómodas de usar, ya que se diluyen en agua.
Mezcla de pintura para obtener el tono deseado
Reintegración de lagunas
¡Ojo! No confundamos la masilla blanca con las vetas! ;p
Resultado de la reintegración
Y voilà! Aquí tenéis el resultado final. Aunque es bastante laborioso, resulta muy satisfactorio realizar este tipo de trabajos, además de que nos ahorramos un buen pellizco!
Resultado final de la restauración del mármol
Resultado final de la restauración del mármol