Hace poco tuvimos la suerte de poder rescatar una mesa de jardín plegable, que aunque estaba muy estropeada e incluso con algunas maderas podridas, vimos que tenía mucho potencial. Algunas tablas se habían perdido y la pintura estaba muy desconchada y sucia, pero eso no es problema para Restauradoras Creativas! ;p
El primer paso fue desmontarla para ver qué partes se podían salvar y cuáles no. Esto resultó bastante trabajoso porque muchos tornillos estaban oxidados o pasados de rosca, pero con paciencia, un poco de fuerza y mucha maña, al final pudimos quitarlos. No pudimos salvar las dos tablas gruesas que hacían de soporte de las demás, ya que estaban medio podridas y muy agrietadas. Pero la estructura metálica y las tablas superiores sí que podían recuperarse.
Una vez que teníamos las tablas sueltas, quitamos la pintura escamada rascando con una espátula, y las lijamos concienzudamente para preparar bien la superficie. Lo mismo hicimos con las tablas nuevas que iban a sustituir a las que se habían perdido, matando también las aristas para que el aspecto se asemejase lo máximo posible a las originales.
Por otro lado, preparamos un par de tablas algo más gruesas para hacer de soportes, a las que biselamos los extremos como tenían las que retiramos. Esto lo hicimos simplemente con una sierra de calar, ya que en la mayoría de modelos de esta herramienta se puede colocar la pletina a 45º respecto a la cuchilla, ajustándola con un tornillo, algo que amplía enormemente las posibilidades!
Después aplicamos la pintura nueva a todas las tablas. Nos gustaba mucho el amarillo para una mesa de jardín, así que en este caso repetimos color, aunque un tono algo más suave. La estructura metálica de la mesa, salvo una limpieza en profundidad, no hubo que intervenirla y la dejamos tal cual.
A continuación volvimos a montar la mesa atornillando los soportes en su correcta posición, con tornillos nuevos porque los originales no pudieron recuperarse.
Ahora le llegaba el turno a la parte más divertida: dar nuestro toque decorativo. Como hemos hecho otras veces, primero reservamos con cinta de carrocero la zona a pintar, técnica con la que se consigue un acabado de aspecto muy cuidado.
Después aplicamos la pintura directamente; en este caso, unas franjas de distinto tamaño con fondo gris y rayitas de colores, motivo que sabéis que nos encanta!
Y aquí podéis ver el resultado; se nota nuestro toque, ¿verdad? La tenéis disponible en nuestro taller-tienda.